Un cuento sobre FACEBOOK!.

Esta entrada forma parte de las siete que son libres. Es un cuento acerca de la red social más famosa en el mundo. Espero nos haga reflexionar y sobre todo sentirnos identificados. El cuento es de Cinthya Guevara.

Facebook. Repito F A C E B O O K la perdición total de un ser humano, desde que este sitio se puso de moda, olvidé totalmente, que era la tarea, olvidé que era activar neurona con neurona, comencé a sentirme insegura de mis decisiones o que es lo mismo, mis estados, no quería que fueran indirectas, tenía miedo de que alguien lo pensara así, o que criticara mis fotos a diestra y siniestra, pero, todo había comenzado el día en que me di de alta en el sitio social más famoso del mundo, un sitio cuyas ocho letras que forman su nombre es una sigla sagrada tatuada a fuego en mí y para muchas otras personas. Me llamo Ana Andrea Antonia Arango Aranda y soy adicta al facebook.







Mi adicción.


Las tardes son para mí, mi forma de desquitar mi estrés, después de un arduo día de trabajo, y que mejor manera de llegar a tu casa, comer, dormir un rato, hasta que recuerdas que no le contestaste el inbox a tú mejor amiga, te levantas como rayo y te debates con tu hermanillo la computadora “¡Tejones por que no hay ardillas!” le gritas en un arrebato por tener el monopolio del ordenador, es como, las tenerías en León Guanajuato, luchan por tener el control sobre el calzado chino. Así que una vez más que he demostrado que soy mejor que ése sucio arenque, aunque… creo que el pescadito es más bonito.


Rio ante mi pensamiento y al entrar sesión en FACE me doy cuenta que el chico con el que me he obsesionado ¡ha roto con su novia! Siento felicidad, pero sólo al principio pero después pienso que no lo veré con su sonrisa colgate, si no que su corazón estará hecho jirones, y me siento egoísta, le comento en su estado que todo estará bien, que personas como ella, se consiguen en cualquier bisutería, que el tiene un corazón de oro, y que sonría, me siento en un mar de brea, siento que NO puedo escapar, he lanzado muchas, muchísimas indirectas en ese mismo comentario, trato de eliminarlo y justo entonces, sucede otra Apocalipsis ¡se ha ido el Internet!, desesperada trato de conectar el módem, pero es en vano, corro escaleras abajo en busca de respuestas, y encuentro a mis padres sentados en la sala con los brazos cruzados, con mi mochila abierta a los lados, mostrando el tamiz que rompí en laboratorio este día, mis exámenes reprobados y mi reporte amarillo, los odio momentáneamente, ¿se creen alguna clase de esbirros?¿qué? Cierto, son mis padres, a veces siento que un macarrón como yo, no es nada comparado a lo finos y elegantes que son mis padres, deseo escribir un tipo pasquín en FACE, pero recuerdo que se ha ido mágicamente el Internet, camino hacia mis padres intentando calmarme pero en ese mismo instante, tropiezo con el terracota y cae al suelo hecho pedazos. Logro ver el enfado de mi madre en su rostro, rojo y eufórico para su confort está en su sillón de lo contrario ya le hubiera dado el patatuz, me siento totalmente fuera del folklore, y azorada me siento enfrente de ellos, que me miran como si fuera una rea de la prisión, siento que son políticos a punto de hacerme un mitín con el propósito de hacerme cambiar de opinión con respecto a mi facebook, ahora mismo me siento como el eslogan de los esnobs, eso es desde ahora seré la reina esnob, inclínense lacayos, veo el disgusto formalizado de mis padres, tal vez he roto el tabú de que a los padres se les ve como dos ogros, convenciendo al mundo con ésta historia de que, efectivamente, son como ogros con los ojos a punto de saltarles, eso, cuando se enojan, entonces suelto un bufido y ellos pronuncian mi nombre con tremenda calma, me asusto más, y más, están tan furiosos que se han quedado mudos. Y entonces mamá logra abrir la boca.


“Hija, tienes problemas” diganme algo que no sepa.


“ Irás a un psicólogo” dice mi padre


“ No más facebook” y ahí se acaba mi mundo, pero de pronto conecto neuronas y me doy cuenta que no me están gritando, caigo en el anzuelo en el mismo momento en que veo que me tratan como una persona adulta, y desde entonces entiendo que las cosas se escuchan mejor si no es a los gritos, ese debería ser un consejo que pasen a cada rato en la tele, digo, para por lo menos evitar que cada vez más chavos se aferren al mundo de las computadoras, de las redes sociales y se unan más con sus familias, por que, hasta ahora, a la computadora, le dicen la niñera….y es que pasa más tiempo con los chicos que con sus padres.






Hasta la fecha, llevo 2 años sin ser adicta al Internet, y he descubierto que hay muchas personas que me quieren y que me rodean y yo trato de dar a conocer mi historia para que cada vez más chavitos dejen de lado ese vicio y salgan al mundo exterior, a dejar tatuado su legado.






EL FIN.