miércoles, 8 de septiembre de 2010

Historia de un taxi. (Entrada libre)

Es importante saber la gramática, pero es más importante saberla aplicar a nuestra vida, es por ello que les dejamos un cuento de nuestra autoría esperando que les guste, vale la pena.

HISTORIA DE UN TAXI.

Esta historia se trata de un taxista, que decide escribir un diario, basado en las calles que recorre, qué es lo que ve, en un solo día y que es lo que le gustaría cambiar del mundo.







Día Uno. 21 de Diciembre 2010.






Hoy es cumpleaños de uno de mis más grandes amigos, lo visitaré en la noche, y le llevaré un pastel para él y su familia, pero primero tengo que echarle re-te hartas ganas, para poder salir adelante, dicen que uno, no sabe lo que pasa, pero aquí en México, lo que hace falta es que todos se pongan las pilas.






Calle Flores.






La gente que va en lujosas camionetas y coches con rines re-caros se me quedan viendo, y más a mis pasajeros, mucha gente rica se cree con el derecho de vernos de arriba abajo, con miradas de que son mejores, pero en realidad, somos iguales, ellos tratan de seguir siendo felices en su mundo lleno de lujos y comodidades, y uno trata de ser feliz, y busca su felicidad con lo que tiene, y con los que lo rodean.


- Oiga, mejor lléveme a la calle Miguel Hidalgo – oigo decir a mi pasajera, una señora de aproximadamente 49 años, tiene una amable sonrisa.


- ¿A qué altura? – pregunto yo, sintiéndome intimidado, mi tono de voz sonó raro, brusco, tosco, trataré de enmendarlo.


- A la altura de la tenería – suelta mordazmente, me lo he ganado, mi tono ha sido muy bruto. Cuando llegamos a su destino, bajo la ventana a toda velocidad y le deseo un buen día y que dios la bendiga, ella se gira hacia mí y sonríe pasivamente. Emprendo otro recorrido por la ciudad, para saber quien es mi nuevo pasajero.














Avenida los ángeles.






He cambiado de rumbo, gracias a los esbirros que ahora tiene el municipio, que al contrario que en las películas, aquí son gordos, flojos y de bigote. Bueno, parecidos a éste servidor, sólo que yo, le hecho los kilos a la vida.






Paso frente a una escultura hecha de macarrón pintada de color oro, al lado de ella hay una exposición artística, quiero detener el taxi, pero sé que no puedo, cada pasajero que llevo a su destino es un día que comemos mi familia y yo, no puedo perder el tiempo con los tabúes que pintan los artistas o cómo se dejan tatuar unos a otros.






Y de pronto, veo a un estudiante, que está cansado de esperar el camión y hace la señal que me arrastra a él; el pulgar levantado y el típico silbido de “¡Taxi!”






- ¿Sabe donde queda la fábrica de la corporación terracota? – asiento con la cabeza, y el se sube, es un muchacho de 25 o 30 años a lo mucho, trae un portafolio con las hojas desparramadas, lo sé por el retrovisor, el capta que lo miró y decido conversar.


- Día largo, ¿eh? - digo tratando de animarlo y el hace una mueca, lo asimilo como que tengo razón.


- Si, he pasado todo el día tratando de hacer un tamiz para fabricar las terracotas, pero ¡no puedo! – dice estresado y yo comienzo con mi punto de vista


- Joven, usted no puede estresarse tanto, tiene un futuro brillante, puedo verlo, los problemas más grandes, son los que hacemos de problemas pequeños. No se preocupe joven, verá que todo saldrá bien.


Llegamos a su lugar, y el se bajó dando las gracias y pagando con un billete de $50, cuando sólo había costado $30, el insistió en que me quedase con el cambio, y yo sólo le agradecí desde el fondo de mi corazón.






A veces nos ayudan más las personas que tratamos ayudar.






Calle Emiliano Zapata






Veo a una chica caminar por una calle de apenas un carril, casi no hay nadie, y atrás de ella, vienen siguiéndola, se detiene enfrente de ella, y ella suspiró, se subió al taxi y sus cosas se soltaron sobre el asiento.


- Gracias, me ha salvado de esos acosadores, lléveme a Av. Los ángeles por favor – veo por el retrovisor el rostro mientras avanzo por la calle, nos ha tocado el semáforo en rojo, y puedo notar sus ojos color azul.


- No se preocupe señorita, hay mucho muchacho atolondrado que no sabe apreciar a una señorita, y mucho menos respetarla.


- Gracias, de nuevo, ¡oh, soy muy torpe, he tirado mis borradores! – sonrío un poco y me pregunto cuántos borradores tendrá, ¿será acaso arquitecta?


- ¿es usted arquitecta? – suelto sin hacer caso a mi conciencia.


- ¡Oh, no! –sonríe – Son borradores de mis escritos, estoy haciendo un pasquín, acerca de un famoso empresario.


- ¿Es aquella crítica…escrita?- vuelvo a preguntar y ella asiente sonrojada. – Entonces, usted tiene que escribir con la verdad, cuando criticamos a una persona, debemos decir siempre la verdad, y tener en cuenta, que al final de todo es una persona que comete errores y que viene a la vida para aprender de ellos y ser mejores.


- ¿Ha pensado en ser psicólogo? – dice alegremente la chica, y pienso en ella como el eslogan de una campaña política.


- Hemos llegado – digo una vez que localizó los indicios de la calle que hacía un rato visité con el joven de las terracotas. – Que tenga un buen día señorita.






Calle San Gabriel.


Veo a lo lejos niños con la ropa hecha jirones, sucios y pintando paredes, me siento mal, pienso que cuando yo era niño estaba esa opción y aún así no la tomé, ahora me alegro de ello y es que soy capaz de pensar que todo en esta vida tiene un por qué.


Detiene el taxi un extranjero, por suerte he aprendido inglés gracias a mi hija Xochitl, y me adelanto a decirle que a dónde lo quiere llevar. El me responde que a el centro de la ciudad, y yo asiento.






Durante el transcurso veo cómo mira el cielo a través de la ventana, y me pregunto qué estará pensando.






Pasan las calles más rápido, ya casi se pone el sol y estoy agradecido, por que hoy he aprendido muchas cosas. Cuando llegamos, alguien le grita, y al instante muchas cámaras lo señalan, “¡Es… David Henrie!” grita una chica a su lado, y entonces entiendo que es famoso.






Hasta las personas famosas, tienen su lado humilde, el día ha acabado manejo cansado hasta mi departamento donde mi esposa me espera pacientemente, al lado de nuestros hijos que quiero que luchen por su futuro; entro ansioso, deseo contarles lo que he aprendido, y entonces en las noticias, leo el encabezado de “Famosa reportera dice la verdad sobre el joven y novato empresario, heredero de Corporaciones Terracotas” me quedo pasmado pensando que yo conocí a esas personas. Y entonces me sonrió a mí mismo, y decido irme a dormir, mañana será otro día, muchas cosas que aprender, en el recorrido llamado vida.

1 comentario:

  1. ahi esta para las personas que estamos acostumbradas a abreviar super mal y a nuestra manera

    ResponderEliminar